El objetivo principal tras el incendio pasa por favorecer la regeneración de la cubierta vegetal y frenar los procesos de erosión del suelo. También es importante mejorar la infraestructura viaria.
Montserrat Solanelles es Ingeniera de Montes por la UdL, actualmente cursando el Master en Ingeniería Civil de la UPC. Ha trabajado en el ámbito de la depuración de aguas y la gestión forestal. Desde el año 2003 traba en la Oficina de Proyectos de Forestal Catalana, redactando proyectos y dirigiendo obras, principalmente de las especialidades de hidrología y nivología.
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A finales del invierno del año 2012 se declararon tres incendios forestales simultáneos de difícil extinción en el Pirineo de Lleida: en Gerri de la Sal, en Viu de Llevatà y en Calbinyà. Es un terreno muy abrupto y de difícil acceso, con pendientes medias en algunos casos superiores al 65%. Los incendios, en los que se quemaron un total de 860 hectáreas de terreno forestal, destruyeron la cubierta vegetal, eliminando su función protectora y desencadenando procesos acelerados de pérdida de suelo.
Con el proyecto dirigido por Solanelles, el objetivo era claro: revertir el impacto negativo del incendio en el bosque favoreciendo la regeneración de la cubierta vegetal y frenando los procesos erosivos que se han desencadenado tras el incendio. A la vez se pretendía disminuir el riesgo de aludes y de grandes incendios en el futuro, así como restablecer la diversidad de las comunidades vegetales, restaurar la producción de materias primas y recuperar el hábitat de la fauna salvaje, el paisaje y las actividades lúdicas.
Para restaurar las zonas quemadas es importante conservar el suelo mediante el acordonamiento y la cobertura con restos vegetales, la construcción de empalizadas y de diques de madera y piedra, entre otros. Solanelles también considera importante “mejorar la infraestructura viaria tras el incendio con la construcción y la mejora de caminos”.
El presupuesto final del proyecto ha sido de más de un millón de euros en un plazo de ejecución de dos años. En total se han restaurado 350 hectáreas, aproximadamente el 50% de la zona quemada. Entre las tareas realizadas también se ha incorporado la ejecución de una franja de baja carga combustible, la construcción de un punto de agua así como espacios en los que girar grandes vehículos para facilitar las tareas de defensa de los Bomberos en caso de incendio.